Alimentarse de manera consciente es un hábito que cobra cada vez más valor, principalmente, entre las nuevas generaciones. Saber de dónde viene la comida, valorarla y consumir de manera responsable es una rutina natural para muchas personas.
Los alimentos orgánicos cobran así extrema relevancia. Siendo los elegidos en las mesas de muchos hogares. Para reconocer alimentos orgánicos es necesario saber sobre algunos de sus parámetros distintivos. A continuación te los contamos:
Se conocen como alimentos orgánicos a aquellos que se cultivan y producen siguiendo prácticas agrícolas y de manejo que promueven la salud del ecosistema y preservan la biodiversidad.
Se producen sin el uso de pesticidas, herbicidas sintéticos, fertilizantes químicos o modificaciones genéticas. En lugar de depender de productos químicos sintéticos, los agricultores orgánicos utilizan métodos naturales como la rotación de cultivos, el compostaje, el control biológico de plagas y el uso de abonos orgánicos para nutrir el suelo.
El objetivo principal de la agricultura orgánica es mantener la salud del suelo, ya que se reconoce que un suelo sano produce alimentos más nutritivos, resistentes a enfermedades y con niveles más altos de antioxidantes y otros nutrientes beneficiosos en comparación con los alimentos convencionales.
Además de los beneficios para la salud, su producción también tiene ventajas ambientales: al evitar el uso de productos químicos sintéticos, se reducen los riesgos de contaminación del suelo, el agua y el aire. A ello se suma que este tipo de agricultura tiende a utilizar prácticas que ayudan a conservar el agua y promueven la biodiversidad.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que el término "orgánico" puede variar en su definición y regulación según el país. En muchos lugares, existen estándares y certificaciones específicas que los agricultores deben cumplir para poder etiquetar sus productos como orgánicos. Estos estándares suelen abordar aspectos como el uso de productos químicos, la gestión de residuos y la protección del medio ambiente.
Es importante entender las diferencias entre los términos "alimentos orgánicos", "alimentos saludables" y "alimentos naturales", ya que muy a menudo las personas tienden a utilizarlos indistintamente. Entre ellos existen distinciones significativas que son las siguientes:
Alimentos orgánicos: se cultivan y producen siguiendo prácticas agrícolas que promueven la salud del ecosistema y preservan la biodiversidad. Se producen sin el uso de pesticidas, herbicidas sintéticos, fertilizantes químicos o modificaciones genéticas. Se cosechan a partir de métodos naturales, son regulados y certificados.
Alimentos naturales: son alimentos que no han sido procesados o que han sido mínimamente procesados. Estos alimentos no contienen aditivos artificiales, colorantes, conservantes u otros ingredientes sintéticos. Suelen ser alimentos enteros, como frutas frescas, verduras, carnes magras, pescado, nueces y granos enteros. El término "natural" no está regulado de la misma manera que el término "orgánico", por lo que un alimento etiquetado como "natural" puede no cumplir con los estándares orgánicos.
Alimentos saludables: son aquellos que ofrecen un alto valor nutricional y beneficios para la salud. Son ricos en vitaminas, minerales, fibra y otros nutrientes esenciales, y tienden a tener bajos niveles de grasas saturadas, azúcares añadidos y sodio. Que un alimento sea saludable no se vincula directamente a si es orgánico o no, ya que algunos alimentos convencionales también pueden ser saludables.
Los beneficios del consumo de alimentos orgánicos son múltiples, ya que no sólo favorecen al cuerpo humano, sino también al ecosistema natural y social. Producir y consumir alimentos sin intervención de químicos genera una rueda de aprovechamientos sumamente positivos. Simplificando, algunas de sus ventajas son las siguientes:
Ayudan a mantener el balance bioquímico del organismo.
Aportan nutrientes y grasas sanas.
Tienen mejor sabor, aroma y color.
Colaboran para promover un comercio más justo.
Ejercen un comercio de mayor proximidad y eso evita mayor contaminación.
No dañan el ecosistema, al contrario, favorecen su desarrollo.
Al no utilizar productos agroquímicos para su cosecha, no contaminan el agua.
Mejoran la calidad del suelo.
Elegir a conciencia cómo alimentarse es un gran paso hacia el cuidado de uno mismo y es una manera de respetar el entorno en donde se vive. ¡Desde San Patricio Smart Living te alentamos a que investigues sobre tu consumo y, por qué no también, comiences a dar tus primeros pasos creando tu propia huerta orgánica!