Cruelty Free es un movimiento en contra de la tortura animal, realizada a partir de experimentos como testeos, principalmente, en productos de belleza, higiene personal y limpieza del hogar.
El término Libre de Crueldad y su etiqueta, son producto de una ardua lucha por los derechos de los animales, donde los consumidores se posicionan de manera ética y sostenible frente a los productos que consumen.
Cada producto Cruelty Free cuenta con el etiquetado correspondiente en su envase, allí se pueden identificar diversos sellos que señalan que éste no ha sido testeado en animales.
A continuación, 3 curiosidades sobre este importante movimiento libre de crueldad:
Los productos Cruelty Free rechazan, básicamente, toda prueba o experimento que involucre a un animal vivo que es sometido a sufrimiento, dolor, o daño a corto y largo plazo.
Los tips de experimentos que se producen en estos animales y de los que se posiciona en contra este movimiento, es muy variado y van desde inyectarles sustancias tóxicas, exponerlos a radiación y gases tóxicos, hasta alimentarlos de manera forzada y modificarles su genética y más.
Estos animales de laboratorio (ratas, ratones, conejos, peces y aves) en la mayoría de los casos, son criados con el propósito directo de experimentar en ellos.
Dependiendo del país, otros animales que se ven expuestos a la experimentación son monos, vacas, ovejas, perros, cerdos, gatos y hasta caballos.
Un cosmético que es libre de crueldad animal no necesariamente es vegano, ya que para que eso sea así, el producto en sí, no debe contener ningún ingrediente de origen animal, como por ejemplo los ácidos lácticos o la miel.
Un producto cruelty free por su parte, hace referencia a que no testea en animales, pero sí puede contener algún ingrediente de origen animal. Que sean veganos o vegetarianos es completamente independiente de su etiqueta libre de crueldad.
A raíz del reconocimiento del método de testeo en animales, se han creado diversas organizaciones alrededor del mundo dedicadas a la defensa de los animales, las cuales se centran en sus derechos y en su defensa teniendo como principal objetivo el rechazo a la experimentación.
Desde el siglo XIX, en Gran Bretaña, surgió la Real Sociedad Para la Prevención de la Crueldad Hacia los Animales, aprobando en 1876 -por primera vez en todo el mundo– una ley cuyo único fin era el de proteger a los animales de la crueldad.
Posteriormente en 1882 se fundó la Sociedad Nórdica contra Experimentos Dolorosos en Animales. Fue a partir de estas iniciales iniciativas que las pruebas de laboratorio en animales están llegando a su fin gracias al duro trabajo de activistas, periodistas, investigadores y cineastas.
Cada vez más países prohíben estas pruebas tan crueles, contando con mucho apoyo y aceptación de los mismos usuarios, ya que los motivos principales para dejar atrás la experimentación animal son éticos, científicos y económicos.
El contexto actual pone en primer plano la emergencia ambiental, donde las personas comienzan a reveer con ojos más responsables su consumo. Exigiendo alimentos sanos y orgánicos, productos libres de crueldad y una cadena de producción más consciente y amigable con la naturaleza.
Una de las mejores formas alternativas para dejar de contribuir con la crueldad animal es evitando comprar aquellos productos de las marcas que continúan practicando experimentación en animales o no tienen los sellos correspondientes.
Existen elecciones de estilo de vida más empáticas para todo nuestro entorno natural. ¿Tú qué opinas? ¿Te unes a este movimiento?