El vínculo del ser humano con la naturaleza desde hace años que viene debilitándose, la Tierra, para muchos, no se entiende como nuestro hogar y como un ser vivo e integrado, sino como algo aparte y un lugar para ser explotado.
La ecosofía, viene a proponer un cambio en esta manera de pensar, intenta retomar todo aquello que nos conecta de manera directa con todo el planeta y nos vuelve parte de una unidad.
La ecosofía, término acuñado por el filósofo Arne Naess, pretende la reflexión, el debate y análisis de nuestras conductas diarias que, en diversas ocasiones, afectan de lleno al medioambiente y promueven el consumo excesivo y el calentamiento global.
Por lo tanto, la ecosofía sostiene que para cuidar la tierra hay que aprender a escucharla, observarla, valorarla y conectar con ella. Esto implica generar análisis profundos en los distintos problemas ecológicos que existen, buscar el centro de las alteraciones ambientales provocadas por las personas y, a partir de ello, generar nuevas vías del saber para poder reconstruir y proteger la naturaleza.
Aquí radica la clave de la ecosofía: el conocimiento ético y racional adquirido con la finalidad de reformar hábitos que se vuelvan respetuosos con el medio ambiente. Un propósito: salvar la naturaleza y, por consiguiente al ser humano, desde la sabiduría, la espiritualidad y el accionar.
El principal objetivo para quienes practican la ecosofía es entonces, cultivar conocimiento para vivir en total armonía con la naturaleza, defendiendo el respeto absoluto hacia la diversidad natural, rechazando la dominación, explotación y contaminación del planeta.
Primero que nada, para intentar practicar la ecosofía, es importante llevar adelante un importante recorrido de reconocimiento que nos permita entender un poco más el curso natural de la vida y cómo resuena en nosotros y todo el entorno.
Además de ello, hay que adecuar nuestros hábitos a cursos naturales. ¿Por qué? Pues porque para este estilo de vida, la naturaleza es fuente de alimento, cobijo y de un desarrollo sano.
Dato: vivir en espacios de importante vegetación es una valiosa ventaja y herramienta para esta práctica.
Una vez en el lugar, hay que intentar concentrarse en todo lo que ofrece a su alrededor. Observar todo aquello que compone el entorno y que tiene para ofrecer: agua, sombra, calidez, animales, flores, olores, gustos etc.
Casi sin esfuerzo, este ejercicio permite tomar conciencia de la abundancia de la naturaleza y de toda su importancia. Es allí donde el saber se vuelve acción: pues permite cambiar, modificar y comenzar hábitos que permiten proteger el medio ambiente y fluir con ellos.
Recicla, reutiliza, utiliza menos tu vehículo, compra alimentos orgánicos, utiliza ropa de segunda mano, dale otra oportunidad a esas prendas que ya no usas, vive en comunidad.
Es por ello que los ecosóficos llaman a sentir y escuchar la naturaleza, a conectarse con su vibración, con sus sonidos, colores y aromas del reino natural. Ellos pueden ayudar a la salud, al bienestar, apaciguar temores, liberar estrés y aliviar dolencias.
¿Buscas una vida en plena armonía con la naturaleza? Comienza a practicar la ecosofía y disfruta de los resultados.